MARINA SANTOS

MARINA SANTOS

viernes, 3 de julio de 2015

EL ANÁLISIS DE GENERO EN EL MARCO DEL EMPLEO


El desarrollo, la modernidad, el progreso y todos sus postulados, quiso hacer creer que podíamos reducir los niveles de pobreza y alcanzar un mejor nivel de vida, tanto a nivel personal como a nivel de Estados, contrastándolo con la igualdad de condiciones laborales entre mujeres y hombres, que con el paso del tiempo ha significado avances paulatinos y reducidos.

En tanto, “esta economía es una economía generada por la forma actual de concebir la vida: individualista, antropocéntrica, desintegrada de la vida, homogeneizadora, jerárquica, competitiva, orientada al consumo y al capital y donde sólo ganan los más fuertes. De ahí la urgencia de una respuesta de una nueva forma de vida sustentada en el equilibrio, la armonía y el respeto a la vida.

En el vivir bien, el ser humano no está por encima de todas las formas de existencia, está al mismo nivel de ellas; por lo tanto, en la economía complementaria los beneficios no se circunscriben a la unidad y estructura social humana, están en función de la unidad y estructura de vida (es decir, más allá de lo humano). En el vivir bien no existen las jerarquías sino las responsabilidades naturales complementarias”. (Fernando Huanacuni Mamani, 2010, pag. 34) 
  
 “Desde la perspectiva de género, las realidades socio-laborales de hombres y mujeres están constituidas por el conjunto de actividades orientadas a la generación de ingreso y a la reproducción de la familia. Debido a las relaciones de género actualmente vigentes en la sociedad boliviana, las cuales asignan a las mujeres la responsabilidad del cuidado en el seno de las familias y de las comunidades, las modalidades de inserción laboral de las mujeres dependen de las alternativas de conciliación de las actividades de cuidado (i) la visibilización y valorización de las actividades de cuidado al interior de los hogares; (ii) la promoción de la división de responsabilidades entre hombres y mujeres con responsabilidades familiares; (iii) la oferta de servicios públicos o subvencionados de guarderías y alternativas para el cuidado de los niños menores a seis años y adultos mayores para hombres y mujeres con responsabilidades familiares; (iv) políticas de recursos humanos en las empresas y en el sector público facilitadoras de la conciliación entre las responsabilidades familiares y laborales de los(as) trabajadores(as)”. (Wanderley, 2008, pag. 148)


Considerando estas dos visiones, el equilibrio se concebiría como el complemento perfecto en igualdad de condiciones de empleo tanto para mujeres y hombres; desde la perspectiva del vivir bien, las responsabilidades deben ser complementarias y armónicas para vivir en acuerdo y en igualdad de condiciones al trabajo; asimismo, Wanderley enfatiza los roles de ambos en la familia y sus implicaciones en el plano social.

Hoy en día, se aprecia que mujeres y hombres buscan oportunidades laborales iguales, sin distinción,  sin embargo las luchas de poder, entre los mal llamados “fuertes y el débiles” no permite la consolidación de más espacios de empleo para las mujeres, en tanto no se conciba la idea de igualdad, equidad y complementariedad, el proceso aun tomara su tiempo aunque la brecha se reduce a paso lento.


BIBLIOGRAFIA
 Wanderley, F. (2008). Género y desafíos post-neoliberales. Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. Revista Umbrales No. 18. La Paz, Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA.             Fernando Huanacuni Mamani (2010). Buen Vivir / Vivir Bien- Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales andinas. Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas - CAOI               

No hay comentarios:

Publicar un comentario